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El dolor en otoño ¿es cierto que aumenta?

Que ocurre con el dolor en otoño

El dolor en otoño parece afectarnos más, aquí tenemos el por qué:

  • Los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica repercuten sobre la salud. Esta situación es frecuente en personas que:
        • sufren migraña,
        • tienen cicatrices,
        • se han fracturado en algún momento de su vida un hueso,
        • padecen problemas vasculares,
        • reuma o
        • insomnio.
  • De este modo, cada vez que se altera alguna variable atmosférica, el cuerpo intenta compensarla
  • En una  investigacion, Javier López del Val, responsable de la unidad de trastornos del movimiento del servicio de neurología del hospital clínico universitario Lozano Blesa de Zaragoza, observó que había jornadas en las que ingresaban trece o catorce personas en su unidad. Y otras en las que, en cambio, no había nadie.  Eso le llevó a solicitar al Servicio Meteorológico Provincial de Zaragoza datos de la máxima y mínima presión atmosférica, temperatura y humedad de cada uno de los días de ese año. “La conclusión es que hay un 30% de la población que barrunta a través de su cuerpo cambios atmosféricos”, explica este neurólogo.

Este 30% de la población que es meteorosensible.

Es decir, que es capaz de pronosticar que un luminoso día puede tornarse en lluvioso en cuestión de horas. Bien sea por un dolor repentino de huesos o por una sensibilidad diferente en una cicatriz. Sobre estas personas con meteoropatías, revistas científicas del lustre de The Lancet, Nature o International Journal of Biometeorology han publicado artículos trascendentes. Estos artículos vienen a confirmar que este tipo de percepciones tiene base científica.

  • “También las mujeres parecen ser más meteorosensibles”, según Antonio Bulbena, catedrático de Psiquiatría y director del Instituto de Atención Psiquiátrica, Salud Mental y Toxicomanías del hospital del Mar de Barcelona. Podría ser porque el instinto maternal exigía en la prehistoria adelantarse a los cambios de tiempo, para trasladar a la progenie desde los lechos de los ríos hasta zonas rocosas de mayor altura, antes de una tormenta. Y no digamos ya los animales: aunque no hay demasiada bibliografía. Justo antes de que el tsunami golpeara las costas del Sudeste Asiático, los animales presintieron de algún modo el desastre y huyeron, de tal modo que sólo fenecieron los que estaban atados. He aquí lo que declaró a la agencia Reuters el 29 de diciembre del 2004 H.D. Ratnayake, subdirector del departamento Nacional de Vida Salvaje de Sri Lanka: “Es extraño que no hayamos registrado la muerte de animales. Ningún elefante está muerto, ni siquiera una liebre o un conejo”. Manifestó tras el maremoto que acabó con la vida de 22.000 personas.
  • Así pues, una de las primeras cosas que desea aclarar Antonio Bulbena es que este sexto sentido que todavía conservan algunas personas es un “rasgo vestigial positivo”, indica, pues permite anticiparse a algo que va a ocurrir e “intervenir terapéuticamente antes para prevenir el daño”,

los cambios de presión atmosférica y de humedad parecen afectar más al dolor

“Por lo que se conoce –prosigue Bulbena–, los cambios extremos de temperatura producen trastornos cardiovasculares y respiratorios. Por su parte, los cambios de presión atmosférica y de humedad parecen afectar más al dolor”. Sobre este particular, una revisión de estudios publicada en The Journal of Rheumatology parece refrendar la conocida creencia popular de que la humedad perjudica a las personas con artritis.

Una conclusión, por cierto, a la que también ha llegado un estudio elaborado por el Instituto Poal de Reumatología de Barcelona y la Unidad de Salud Articular de Bioibérica Farma: el frío intenso y la baja presión atmosférica aumentan el dolor en las articulaciones de los enfermos reumáticos. Eso sí, “por suerte, el cambio de tiempo sólo influye en la percepción del dolor y no agrava la enfermedad”, precisó en la presentación del estudio la doctora Ingrid Möller, reumatóloga y directora del Instituto Poal

Tomàs Molina, el carismático hombre del tiempo de TV3 y el autor del libro El año que mi abuelo vio llover (Planeta). Según explica Molina en la facultad de Física de Barcelona, de la que es profesor, los anticiclones largos y prolongados favorecen la aparición de cefaleas. Del mismo modo que es posible que aumenten esas sorprendentes descargas de electricidad estática, que se producen al tocar a una persona o a un objeto cuando el aire es muy seco. Cuando más húmedo es el aire, más capacidad tiene de transmitir la corriente eléctrica. Así como aumentan también los típicos calambres por deshidratación.

A modo de curiosidad, el 19 de febrero del 2012, el diario Sur de Málaga publicó un artículo titulado “Un invierno de chispazos”, en el que informó que muchos malacitanos experimentaban en su trato con los demás pequeños latigazos eléctricos en pleno invierno a causa de una climatología atípica, con una humedad relativa por debajo del 25%.

Algunas reflexiones sobre el dolor en otoño

“Hay dos reflexiones que me gustaría apuntar antes de concluir”, dice el hombre del tiempo de TV3. “La primera es que por algún motivo se tiende a pensar que a los seres humanos no nos afecta el entorno. ¡Naturalmente que nos afecta!”, exclama.

“La segunda cosa es que tradicionalmente se ha desconfiado de las repercusiones del clima sobre la salud. Pero esto ha cambiado. Ahora, gracias a la biometeorología, sabemos que muchas creencias populares tienen base científica”

Para que lo entendamos

La presión atmosférica es el peso que genera la columna de aire en cualquier punto de la atmósfera. Dicha presión puede variar de forma que disminuye con la altura y se comporta de forma inversamente proporcional al nivel de humedad del ambiente. Así, a menor presión, mayor será la humedad. Este cambio de presión a la baja afecta a las articulaciones enfermas y aumenta la percepción del dolor.

Así pues, la caída de presión atmosférica produce un aumento de la presión compensatoria dentro del espacio articular, que es cerrado, y este aumento de presión produce una irritación de los tejidos blandos de la cavidad articular que, si está previamente dañada por la artrosis o por la artritis, moviliza una respuesta inflamatoria que produce un incremento de la sensación de dolor.

Qué se puede hacer ante esto?

Prevenir esa pequeña inflamación “extra” llevando un correcto control médico de la enfermedad y realizar de ejercicio suave cotidiando (Pilates, yoga stretching, caminar…) siempre bajo recomendación médica y supervisión de su fisioterapeuta.

Extraído de http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120427/54285747599/cuando-el-cuerpo-pronostica-el-tiempo.html