Algunos puntos importantes que no debes dejar de leer!
- Gatear, facilita que los lados derecho e izquierdo del cerebro trabajen juntos; ayuda a la integración sensorial y a las habilidades cognitivas, aumenta la fuerza y la coordinación especialmente en los hombros, muñecas, manos, dedos (necesario para las habilidades manipulativas posteriores) y caderas. Al gatear se pone el peso sobre el borde cubital (el lado del dedo meñique) de la mano, lo que ayuda a preparar la mano para las habilidades posteriores más refinadas, como la escritura.
- Si el niño no desarrolla primero la fuerza en sus hombros y tronco, no será capaz de fortalecer sus habilidades motrices finas a través del uso de sus manos.
- El desarrollo del control del tronco es importante para el movimiento refinado, coordinado y controlado. Si los músculos del cuello y tronco son débiles, el niño tendrá dificultades para mantener las posiciones corporales y progresar en la secuencia del desarrollo.
- Los niños pequeños desarrollan inicialmente la capacidad de contraer los músculos del cuello y del hombro cuando están estirados boca abajo, apoyados en los codos. Más tarde esta contracción les ayuda a mantener la cabeza erguida y favorece el desarrollo de la percepción visual, la alimentación y el habla.
- Tener los sistemas vestibular (encargado del equilibrio) y propioceptivo (encargado de la información de la ubicación del cuerpo en el espacio) trabajando conjuntamente, ayuda en la capacidad de planear, organizar y llevar a cabo nuevas acciones. Es lo que permite, por ejemplo, que un niño gatee bajo la mesa sin golpearse la cabeza, o por un túnel de juego sin perder la dirección o subir a una silla y sentarse solo sin caerse.
- El niño que no puede atarse los cordones de los zapatos podría ser el mismo caso del que no puede montar en bicicleta y que tiene problemas para escribir. Esto es por falta de coordinación y equilibrio.
- Durante los primeros seis meses de vida, existen tres áreas en las que las rutinas son extremadamente útiles: las siestas y el momento de acostarse, el baño y las comidas.
- Los estímulos visuales, además de desarrollar las actividades motrices, favorecen la comunicación con el niño.
- La repetición es importante. Los niños no se cansan de repetir la misma actividad una y otra vez y les ayuda a desarrollar facetas del crecimiento.
- Para que el niño desarrolle la motricidad fina necesita adquirir un buen tono postural, estabilidad y movilidad y un sistema nervioso en perfecto estado. También necesita una coordinación ojo-mano correctamente desarrollada, percepción visual y cognición.
- Los niños con tono muscular bajo tienen dificultades para sentarse con una buena alineación y para incorporar la rotación del tronco en su patrón de movimiento.
- Coger los brazos del niño estirados hacia arriba y hacerle andar no le ayuda a caminar de forma independiente con buen control motor postural.
- Además de los estímulos sensoriales que proporciona el juego en el suelo, ayuda al bebé a aprender a moverse. El arrastre y gateo desarrolla la fuerza de la parte superior del cuerpo y permite la exploración precoz de su entorno.
- La exploración es un modo de aprendizaje, y el conocimiento da lugar al lenguaje, que es crítico para el desarrollo de la inteligencia.
- Todos comprendemos la importancia y los beneficios del juego; como favorece la concentración, la habilidad y la cooperación. Debemos recordar que el juego también es importante para la estimulación sensorial; ayuda a los niños a mejorar su equilibrio, coordinación y planificación motriz.
- En todas las áreas del desarrollo, recuerde que, aunque el progreso se produce de forma continua, no todas las áreas del desarrollo avanzarán al mismo ritmo. Algunas habilidades lo harán más rápidamente que otras, y áreas en las cuales su hijo destacó una vez pueden retrasarse temporalmente ante otra nueva que aparece.
- No compare a su hijo con otros; cada niño tiene su personalidad y sus capacidades propias. Céntrese en lo que puede hacer, no en lo que a usted le gustaría que hiciera.
- Hable a su hijo positivamente y trabaje para reforzar su confianza.
- Los niños pueden parecer perezosos porque no se mueven demasiado o porque no quieren estar en determinadas posiciones. Esto no es obstinación o apatía por su parte; algunas posturas o patrones de movimiento pueden ser demasiado difíciles para ellos, especialmente si tienen un tono muscular bajo.
- A menudo los niños con tono muscular bajo prefieren estar sentados y de pie en lugar de darse la vuelta y gatear. Esto se debe a que es más fácil inmovilizar las articulaciones contra la gravedad que luchar contra la misma y activar los músculos cerca del suelo.
Tan importante es que el niño haga lo que le corresponde a su edad, como que haya realizado todos los aprendizajes previos a su edad cronológica. El que un niño pueda caminar no garantiza un desarrollo adecuado si no sabe voltear, rastrear o gatear, ya que su equilibrio, coordinación, orientación en el espacio y tiempo, reconocimiento de su esquema corporal, etc., no serán correctos y los necesitará más adelante para adquisiciones posteriores como son el dibujo y la lectoescritura.
Los aprendizajes no se dan en un orden aleatorio, sino que el primero condiciona al segundo, pero también al décimo. Imaginemos que el cerebro de un niño es como un libro en blanco en el que vamos escribiendo cada aprendizaje que realiza. Si nos dejamos algún capítulo por escribir es probable que nos falte información para entender el argumento completamente. Es en ese punto en donde la intervención temprana puede ayudar al niño en aquellos aspectos del desarrollo psicomotor que no ha aprendido por sí solo. La capacidad del niño para aprender decae a medida que crece y resulta más difícil corregir aquellos aprendizajes que se han adquirido de forma incorrecta. Las capacidades motrices y psíquicas no son inmediatas ni programadas, no surgen de forma espontánea en un momento determinado del desarrollo, sino que surgen como resultado de un largo proceso de aprendizaje y además son dependientes entre ellas.
Cuando estimulamos y ayudamos al niño en su desarrollo psicomotor, lo que hacemos no es esperar a que intervenga el azar, sino que le ayudamos nosotros a descubrir sus posibilidades. Nosotros como parte del entorno, podemos influir en el desarrollo psicomotor del niño, ayudándole y favoreciendo a que sea armónico y adecuado.
A través del movimiento, exploramos y experimentamos con el mundo que nos rodea y Así conocemos los límites de nuestro cuerpo y nuestras capacidades. Este conocimiento nos proporciona autonomía y por lo tanto seguridad y autoestima.
Yuly Bernardi Arrioja
Terapeuta Ocupacional
Programa Baby personal training y orientación a padres