El entrenamiento individualizado y dirigido

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1 La importancia de la actividad física: El entrenamiento de fuerza individualizado y dirigido por un profesional sanitario

La importancia de la actividad física: El entrenamiento de fuerza individualizado y dirigido por un profesional sanitario

Existe una clara relación entre el ejercicio físico y la salud, siendo la inactividad física un factor de riesgo independiente para patologías muy prevalentes en la sociedad actual. Varios estudios han puesto de manifiesto que el ejercicio tiene efectos positivos sobre la función muscular, reflejos y equilibrio. Además, reduce el riesgo de mortalidad, demencia y accidentes cerebrovasculares, contribuyendo a la mejora del bienestar físico, psíquico y calidad de vida de las personas que lo practican (Aviles-Martinez et al. 2022). Todo esto pone de manifiesto lo importante que es el entrenamiento individualizado y dirigido.

La actividad física

es definida como cualquier movimiento corporal producido por la musculatura que resulta en un gasto energético. Cuando esta actividad es planificada, estructurada y repetida, con la finalidad de mejorar o mantener uno o más de los componentes de la aptitud física, se considera ejercicio físico (Aviles-Martinez et al. 2022).

Ejercicio individualizado

De acuerdo con Aviles-Martinez et al. Varios estudios señalan que el ejercicio es más eficaz cuando es dirigido por una persona calificada. Su eficacia aumenta cuando se adapta e individualiza para cada persona en función de su edad, condición física y patología. Por otra parte, la permanencia del programa en el tiempo es crucial para obtener adherencia al mismo y mejoras en la condición física.

El estado anímico

En relación con el estado anímico, se observa que, al estar integrados en el programa de actividad física, Salud y ejercicio, la mayoría de las mujeres y hombres experimentan una mejoría, tanto a nivel de autoestima, autoconcepto y funciones ejecutivas (Mansikkamäki et al. 2015).

Ejercicio físico y salud

A pesar de esta información mucha parte de la población permanece con un estilo de vida sedentario. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo para la mortalidad global ya que causa aproximadamente 3,2 millones de muertes anuales. Es preocupante aún más que las investigaciones también demuestran que solo cerca del 40% de la población cumple con las recomendaciones mínimas de 150 minutos de actividad física moderada a la semana (González & Rivas, 2018).

Existen diversos tipos de actividad física con numerosos beneficios para la salud, pero aquí nos centraremos en uno: El entrenamiento de fuerza.

El entrenamiento de la fuerza

es un método de acondicionamiento físico capaz de mejorar la capacidad del individuo de vencer una resistencia. Se puede realizar con diferentes medios, como el propio peso corporal, con bandas elásticas, con balones medicinales, con mancuernas, con barras, con máquinas, con poleas, etc. Con todo

aquello que constituya una carga exógena, y que, unido a la fuerza de la gravedad resulte en una demanda para el sujeto, el cual deba resolver mediante sus propias capacidades físicas. Se debe priorizar la importancia de la técnica correcta, la progresión gradual de la carga y la adaptación individual de los ejercicios (Comité Nacional de Medicina del Deporte Infantojuvenil 2018).

Los beneficios del entrenamiento de fuerza

son múltiples, de acuerdo con Comité Nacional de Medicina del Deporte Infantojuvenil 2018 podemos destacar:

Aumenta la fuerza y la potencia de los músculos.
Aumenta la densidad mineral ósea.
Reduce el riesgo de lesiones en el deporte.
Mejora el desempeño de las habilidades motoras (saltar, lanzar, correr).
Mejora el rendimiento deportivo.
Mejora la composición corporal en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad.
Incrementa la sensibilidad a la insulina en adolescentes con sobrepeso u obesidad.
Mejora el perfil lipídico en sangre.
Mejora la función cardiovascular.
Mejora la percepción de la imagen corporal e incrementa la confianza en sí mismo.
Genera bienestar psicosocial.
Mejora el rendimiento académico y laboral.
Genera mayor adherencia a la realización de actividad física de por vida.

Entrenamiento integrado

El entrenamiento de la fuerza debe formar parte de los programas de acondicionamiento físico general. Se deben priorizar también los trabajos coordinativos que apunten no solo a mejorar la fuerza muscular, sino al resto de las habilidades motoras básicas, siempre teniendo en cuenta la edad y capacidades.