Según la Asociación Española de Pediatría (A.E.P.), el cólico del lactante es un cuadro de llantos prolongados, a veces inconsolables, que se inician alrededor de la segunda semana de vida, repitiéndose casi a diario o a diario, y que puede persistir hasta el tercer o cuarto mes. Suele sufrirlo 3 de cada 10 bebés, en los cuales el llanto que presentan suele producirse especialmente tras las tomas y más en la tarde y noche, que es cuando su inmaduro sistema digestivo está más sobrecargado.
Hablamos de diferentes hipótesis para justificar los cólicos del lactante: inmadurez del sistema digestivo y nervioso, intolerancias alimentarias, disfunciones en la columna vertebral, posición fetal y canal del parto (irritación del nervio vago).
¿Qué debemos hacer cuando sospechamos que nuestro bebé sufre cólicos?
Primero, asegurarse de que el bebé no padece de algún otro problema consultando con el pediatra, que puede valorar si pudiera existir alguna otra causa para las molestias (oídos, fiebre, infecciones…).
De no ser así, conviene ayudar al bebé en lo que en cada momento necesita, Procurar que trague el menos aire posible con el biberón (tetina siempre llena de leche y el agujero apropiado) favorecer el eructo después de la toma, la deposición y el tránsito antes, alimentarle de la forma y en la cantidad correcta y, en todo caso, nunca olvidar que la posición vertical siempre es mas cómoda para las molestias digestivas que la horizontal.
En lactancias maternas, puede intentarse una dieta materna libre de PLV (Proteína de Leche de Vaca) y de otros alérgenos alimentarios (huevos, pescado…). Eliminar cualquier excitante de la dieta de la madre como el café, el té y otras bebidas que lo contengan.
TRATAMIENTO FISIOTERAPÉUTICO Y OSTEOPÁTICO
- Masaje:
Un masaje en el abdomen del bebé en dirección a las agujas del reloj. Este masaje se puede hacer antes o después de comer, o incluso antes para prevenir el cólico y después para calmarlo.
- Osteopatía:
Desde el punto de vista osteopático evaluamos las zonas de tensión y disfunción en el niño, haciendo especial hincapié en el cráneo y sistema digestivo, sin olvidar sus cervicales y diafragma.
Las vísceras están inervadas por el Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo. La región visceral relacionada con el Cólico del Lactante está inervada por el Nervio Vago. Este nervio sale del cráneo por el Agujero Rasgado Posterior y desciende hasta las vísceras acompañando al esófago. La afectación del Agujero Rasgado Posterior (paso por el canal de parto) puede explicar los síntomas y signos con los que muchas veces se presenta el bebé, como problemas a la hora de tomar el pecho, dificultad en la deglución, regurgitación, etc. Mediante la Osteopatía Craneal podemos tratar la afectación del Agujero Rasgado Posterior para liberar el Nervio Vago. Con la Osteopatía Visceral, podemos tratar el propio intestino para que funcione mejor. Las técnicas son totalmente inocuas y no producen ningún tipo de dolor ni efecto secundario en el bebé.
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