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¿Por qué tengo escoliosis?

Numerosos adultos sufren escoliosis. Conocemos las consecuencias de esta patología pero… ¿cuáles son sus causas?

La causa más común es la llamada “mala postura”. La condición de cómo nos movemos y orientamos en el espacio puede provocar cambios en la morfología de la columna vertebral. Esta condición es necesaria pero no suficiente. No se puede explicar la escoliosis desde la postura como causa única. Otra causa no suficiente y masificada es la genética. Considero que la genética ayuda al proceso escoliótico pero no lo causa. El cuerpo necesita “aliados” para llevar a cabo la escoliosis. El mejor aliado que encuentra esta patología es siempre una víscera u órgano. Esta causa sí que es suficiente y necesaria para sufrir escoliosis. Quiero aclarar la diferencia entre actitud escoliótica y escoliosis. La primera desaparece pero precede a la segunda y la segunda perdura y es la consolidación de la primera.

Es muy común ver innumerables casos de niñas entre 12 y 14 años de edad que presentan una incipiente actitud escoliótica y que, transcurrido un tiempo, presentan la escoliosis dorsolumbar. En la mayoría de casos, cuando la niña llega a su madurez, la escoliosis cesa y se estructura. ¿Qué les está sucediendo a estas niñas? Simple y llanamente que uno de sus dos ovarios (o los dos) está teniendo fallos en la “maduración hormonal” que provocan desajustes en su funcionamiento a raíz de las nuevas funciones hormonales de la niña que empieza a ser mujer. Estos fallos y sus desajustes provocan alteraciones en los sistemas de comunicación vascular (arterias, venas, conductos linfáticos), comunicación nerviosa (sistema nervioso) y comunicación fascial-mecánica (suspensión, propiocepción, sujeción) del cuerpo con el ovario (o con el órgano o víscera en disfunción). Estos sistemas de comunicación están en constante retroalimentación. Si estos desajustes no son tratados, equilibrados y normalizados, la niña “vivirá” con un elemento que no está funcionando bien y los diferentes sistemas de comunicación se verán obligados a cambiar y a instaurar la escoliosis para adaptarse a la disfunción.

También hay otras vísceras muy típicas en este tipo de visceroescoliosis o escoliosis idiopáticas (así es como las conoce la medicina): el hígado y el corazón. Estas escoliosis se instauran con el paso del tiempo y son características de la edad adulta. A menudo, condicionan el funcionamiento del  cuerpo pero no dan clínica exacta ni precisa. Por ejemplo, una disfunción hepática puede solicitar las cadenas reactivas fasciales anteriores, comprimir nervios periféricos a nivel de la cintura escapular y presentar alteraciones vasculares locales que lo que condicionen sea el funcionamiento del codo. La consecuencia sería el codo, la causa un fallo en el funcionamiento del hígado.

El razonamiento clínico de esta hipótesis puede verse desarrollado gracias a la globalidad y a la visión alopática de la osteopatía. Y es aquí donde quiero incidir: hay que tratar la escoliosis desde su causa y no desde las consecuencias. Cuando la escoliosis se forma, el dolor de espalda es normal sin que sea posible diferenciarlo de un simple dolor de espalda. Sólo cuando la escoliosis está instaurada de forma masiva y continua, aparecen los signos y los síntomas evidentes, dando a entender que “esta empresa” no está planificada ni desarrollada en su “gran plan genético.”

Diego Glez. Hortigüela

Fisioterapeuta esp. Osteopatía